Sueño y realidad

Seguimos con el tema de la realidad del mundo externo. El vídeo corresponde a una de las escenas finales de la película de Alejandro Amenábar Abre los ojos. Os advierto que si no la habéis visto, es mejor que dejéis estar el vídeo y veáis la película entera, que es de las buenas.






El problema al que se enfrenta César es cartesianamente peliagudo: ¿está viviendo un sueño o todo lo que le ocurre es real? Lo que hace sospechar a César son una serie de "fallos" en la regularidad del mundo: A veces su cara está deformada pero otras veces no, incluso aunque él se la vea destrozada, los demás aseguran que está bien; cree estar con su novia, a la que ama, pero de pronto se convierte en la malvada mujer que intentó asesinarlo, etc. De no ser por estas irregularidades (ver el comentario de David al post anterior) César no habría sospechado aunque no por ello dejaría de vivir en un sueño.

Lo de César no es baladí, pero siempre que veo esta escena no puedo dejar de conmoverme con el personaje del psiquiatra; él sí lo tiene crudo. Para César, al menos, existe un mundo externo (sea eso lo que sea) y una realidad buena, no falsificada. Pero el psiquiatra es sólo un programa dotado de inteligencia artificial, que siente (o cree sentir, ¿pero no es lo mismo?), padece, piensa, reflexiona... pero en un universo virtual. Para él no hay otra realidad que esa, él no puede despertar en un mundo real porque no hay nada en ese mundo que le 'sostenga'. Su existencia es exclusivamente mental: sólo existe como información. Y si a un genio maligno le da por preguntar cómo sabemos que nosotros no existimos del mismo modo, ¿cómo le taparemos la boca? ¿Puede que toda la realidad se reduzca a información?

Insisto en Berkeley y sus Principios del conocimiento humano.