El Limbo
Hace algunos días Juan Goytisolo lamentaba que Benedicto XVI haya afirmado que existen razones poderosas para afirmar que el Limbo no existe, -tenía otras cuestiones no resueltas con Benedicto que no voy a tratar-. Tampoco voy a entrar en las razones teológicas que pueda manejar Benedicto, doctores tiene la iglesia, éste además por su condición de teólogo alemán, versado en Kant, Hegel etc–a los que lee en lengua materna- y todo el resto de grandes filósofos ya sean griegos o latinos, no puede afirmar tal cosa desde la ignorancia. Así que me esforzaré en comprender, y si acaso consolar al español y no en ponerle peros al teólogo alemán. Goytisolo afirma que desde la época del colegio había estado familiarizado con el limbo, “¿¡estás en el limbo o qué!? En esto coincido con Goytisolo, invariablemente día tras día, podía escuchar esta interrogación de mis profesores, de mis mayores, y en menor grado de mis compañeros, para los cuales el Limbo era algo tan remoto y desconocido como los Urales y los Cárpatos.
Junto al limbo, con incontestable certeza teológica, se situaban el Cielo, el Infierno y el Purgatorio, el primero reservado a los escasos buenos, el Infierno para los malvados sin enmienda –por cierto, que Benedicto afirma que la existencia del infierno está fuera de toda duda, sospecho que es ésta una verdad palpable, dense un paseo por Irak, por ejemplo, si dudan- el Purgatorio, superpoblado y claustrofóbico espacio propedéutico para el cielo, curiosamente al Infierno se entra sin mediación, de cabeza, sin remisión. Entre estos lugares del Mal y del Bien, se situaba el Limbo como espacio absolutamente ajeno, incontaminado, puro; el desierto de la Nada a donde tan frecuentemente nos trasladábamos en las tardes escolares.
Esta ausencia, de la que Goytisolo se lamenta, a mi no me preocupa en absoluto; nos sigue quedando la higuera, con la ventaja de que aquí podemos estar acompañados de algún amigo poco ilustrado, pero más avispado que la mayoría de los letrados ….
¡Y se permite fumar!.
PD. Parece que Juan Goytisolo tenía más cuestiones pendientes, leer aquí:
La desprogramación del limbo. Juan Goytisolo.
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