Filosofía y Ciudadanía.

En la propuesta del Ministerio para el Nuevo Bachillerato aparece una nueva asignatura: “Filosofía y Ciudadanía” y uno se pregunta ¿por qué? Personalmente no creo que el título de la asignatura quede embellecido con el añadido, tampoco parece que le otorgue mayor dignidad, al contrario, uno sospecha cierto deslizamiento hacia esa consideración peyorativa de “maría”.


Pero las cosas tienen su historia; hace no demasiado tiempo, un borrador anterior, con una letra no sé si extraña o ambigua,¿conscientemente confusa?, parecía eliminar la filosofía como asignatura común, –digo parecía porque se antojaba un verdadero disparate que la filosofía desapareciese precisamente del bachiller humanístico, quizá no estuviésemos interpretando correctamente el texto- Aún con muchas dudas, pero escaldados por experiencias pasadas, se dio una rápida y enérgica movilización del profesorado por la defensa del carácter común y obligatorio de la asignatura. Ante este claro rechazo parece que los responsables del asunto se plantearon un cambio de estrategia, y se accedió a mantener la asignatura con la condición de añadir “..y ciudadanía” en el nuevo borrador. ¿Y qué supone ese añadido? Sospecho que el dichoso añadido no desea sumar nuevos contenidos sino cercenar los existentes.

Según la versión oficial parece significar que se dará una mayor presencia a la filosofía práctica, cosa curiosa pues si mira el temario puede verse que está más que representada –mírese cualquier libro de filosofía de 1º de Bachiller-.Con el actual programa, un profesor no tendría ningún problema en ocupar todo el curso con los temas prácticos –si desease desarrollarlos convenientemente. Así que es obvio que sólo puede hacerse un giro práctico en el temario si eliminamos o restamos presencia a otros contenidos. ¿De qué parte de la filosofía se dispensará al ciudadano?, suponemos que no se desea un ciudadano sumiso sino crítico, por lo que no debe ser la lógica ni la teoría de la argumentación aquello que le sea escamoteado, tampoco creemos que pueda ser la teoría del conocimiento, por similares motivos, queremos un ciudadano capaz de discernir entre una ciencia rigurosa y los delirios de un sectario, entre la física y la astrología, por lo que va quedando parece que deberá retirarse la ontología o metafísica, pero ésta ha sido ciertamente el núcleo de la filosofía durante toda su historia, -su negación presupone su conocimiento-. ¿Qué filosofía será aquella que se desentienda del problema del ser y de la realidad? Y sobre todo, qué ciudadano será ese que acabe un primer curso de introducción a la filosofía sin haberse planteado el problema de la realidad, o ¿acaso no debemos considerar otra realidad que la que insistentemente se nos ofrece y nos ofrecen?.

Y para finalizar, qué demonios tienen sus señorías, que se proclaman progresistas, con la filosofía…