De la Belleza a la Geometría. Una invitación a Platón.

Platón en un detalle del cuadro de Rafael, La escuela de Atenas

No hay vida humana sin amor; es el deseo lo que nos mueve. Pero todo movimiento tiene un origen y un destino., por lo tanto, al pensar en el amor debemos considerar tanto aquello que en nosotros ama como aquello hacia lo que el amor nos lleva.
¿Cuál es ese objeto capaz de despertar en nosotros el amor? ¿Qué cosa tiene tanta influencia sobre nosotros? Imposible dudar al responder: la belleza. Oigamos la voz del mismo Platón:

"He aquí, pues, el recto método de abordar las cuestiones eróticas o de ser conducido por otro: empezar por las cosas bellas de este mundo teniendo como fin esa belleza en cuestión y, valiéndose de ellas como de escalas, ir ascendiendo constantemente, yendo de un solo cuerpo a dos y de dos a todos los cuerpos bellos y de los cuerpos bellos a las bellas normas de conducta, y de las normas de conducta a las bellas ciencias, hasta terminar, partiendo de éstas, en esa ciencia de antes, que no es ciencia de otra cosa sino de la belleza absoluta, y llegar a conocer, por último, lo que es la belleza en sí. Ese es el momento de la vida, ¡oh querido Sócrates! -dijo la extranjera de Mantinea- en que más que en ningún otro, adquiere valor el vivir del hombre: cuando éste contempla la belleza en sí."


Un poco antes de este texto, en el mismo Banquete, Platón dice que es necesario comprender que la belleza de un cuerpo es hermana de la belleza de cualquier otro cuerpo. ¿En qué consiste esa belleza que se reparte, como derramada, por tantos cuerpos? El poder de esa belleza es tal que aun cuando poseyéramos el cuerpo bello, no quedaríamos satisfechos; la belleza nos arrastrará más allá. ¿Pero a dónde?



No se si debido a un honesto deseo de engendrar bellos discursos en sus clientas o por simple eficacia profesional, el cirujano plástico Stephen R. Marquardt se ha planteado esta misma pregunta: ¿qué es la belleza? ¿Hay algún molde ideal, respecto al que se pueda medir la belleza de los cuerpos?
Marquardt ha procedido como indica Platón, examinando distintos cuerpos bellos como estos:



Como vemos se trata de rostros de mujeres de diferentes razas, pero sin embargo tienen algo en común que los hace bellos. Lo que Marquardt ha descubierto es que eso que tienen en común es una proporción geométrica entre los distintos elementos de la cara. Estas proporciones estarán, por cierto, íntimamente ligadas a la famosa proporción áurea (tan platónica ella) cuya aparición, al parecer, es frecuente en el mundo biológico.
Si la belleza de cada uno de estos rostros es hermana del resto, Marquardt afirma haber encontrado a la madre de todas esas bellezas, al patrón y/o matriz (padre y madre a la vez) de la belleza. Este es su aspecto visible, aunque sólo podrá contemplarse completamente desde un punto de vista inteligible, matemático:


Las líneas rojas marcan la proporción básica del rostro, según la cual la proporción entre la distancia entre los ojos y la longitud de la boca tiene que ser ¡la proporción áurea! Proporción que también debe mantenerse entre la longitud de la boca y la distancia de la boca respecto a la línea de los ojos. Veamos qué ocurre cuando aplicamos la máscara a los rostros de antes:


¡Encajan! Otras no han sido tan agraciadas...



Según Marquardt el que a unas las veamos bellas y a otras feas no es una mera cuestión de gustos, sino que se trata de que unas son objetivamente bellas y otras objetivamente feas. No depende de la educación, de la cultura, del status social, simplemente es así. Incluso las bellezas del pasado dice Marquardt que participan de su máscara:



Esperemos que el amor a los cuerpos acabe conduciéndonos (además) a la geometría...

Links:
La página web de Marquardt
La proporción áurea
Isla Desolación