Mesa redonda de las Jornadas de filosofía política de la SFPA
Aunque con un poco de retraso, al fin posteamos la reseña de la mesa redonda que organizó la sfpa el jueves pasado en torno a cuestiones relacionadas con la filosofía en el actual sistema educativo. En todo caso, debemos agradecer a María Soro que dispongamos de esta reseña. Quedo yo como único responsable del retraso. La reseña de María:
Pedagogía y antipedagogía o pedagogía y filosofía
El pasado jueves, y dentro de las jornadas filosóficas celebradas en Elx, asistí a la mesa redonda que trataba la polémica relación entre pedagogía y filosofía. En la mesa se situaron Ángel como moderador, Felipe y Adolfo. El primero en intervenir fue Felipe, que a mi juicio esgrimió una crítica a la pedagogía hegemónica, crítica parangonable a la crítica husserliana del cientificismo. Esto es, el artífice de tal construcción se manifestó no contrario al saber pedagógico, sino más bien como alguien que, en la crítica a la pedagogía reduccionista que opera actualmente en los IES, pretende reclamar ese saber pedagógico. Ése que entiende la pedagogía como la formación del hombre, o como que el hombre devenga hombre, ésta es pues una definición formal de actividad pedagógica. Pues bien, aquello que Felipe denunció fue que la pedagogía de los gabinetes de orientación se yerga como la única, la pedagogía, lo absoluto del saber pedagógico. Ésa, reclamaba Felipe, es una más a la que conviene confinar, pues hay tantas pedagogías como filosofías. Y yo añadiría, más bien como antropologías filosóficas, ya que hay tantas pedagogías como intentos de entender la figura de lo humano.
Tal construcción no me parece desafortunada, creo que explica realidad mas no deja de divertirme pensar en una ‘conspiración de los psicopedagogos’. ¿Por qué me divierte? Porque para ser estratega, y por ende, capaz de incardinar conspiraciones, uno debe tener la habilidad del pensamiento, aunque claro esa conspiración (o golpe de estado, como alguien del público tildó) puede venir de otras instancias, tales como las políticas. Dado que actualmente no hay nada menos sustancioso, para cualquier partido político, que una masa informe con escasas voluntadas que se pretendan individualidades pensantes. En fin, abandono ya mis renqueos y me aproximo de nuevo a aquella mesa que trató el tema Pedagogía y antipedagogía. Ángel manifestó que tal vez las huestes cínicas habían sido demasiado crueles y la pedagogía reinante aun nos podía servir y aclarar incógnitas y misterios del aula, dado que hay alguna dimensión, en nosotros, filosófica pero también otra más constitutiva de nuestro trabajo, la dimensión docente.
Adolfo concordó con lo dicho, sobre todo, con la primera intervención y además quiso traer a colación epc, ese fantasma que, sin quererlo, construye muchos de nuestros horizontes de reflexión o comprensión. Bien, afirmó que no dejaba de llamar la atención que el tribunal supremo antes de decidir si era ‘legal’ objetar o no a la conocida materia estudió si tal materia era constitucional. Además, y en consonancia con lo a penas dicho, le sorprendió que la objeción a la materia tenga que venir ‘codificada’, puesto que retomando el ejemplo militar, se sigue que la objeción es aquello que porque no es legal puede poner en cuestión las normas legales y así con el tiempo, conseguir que éstas cambien. El ejemplo no era baladí, puesto que tal interlocutor esgrimió como su idea de la educación, la formación de individuos autónomos. Es decir, receptores de ciencia (por supuesto, también de filosofía) y no de ‘paquetes de valores’.
Otra cuestión en la que cabe incidir es que el ambiente era tan familiar, que casi todo el público intervino, y se volvió a la contingencia histórica que vivimos, la de las cápsulas de dos horas semanales de filosofía en primero de bachillerato. Era de esperar, las actitudes holistas, en mi opinión, nunca fueron poco prestigiosas, todo, al principio o al final, está vinculado. ¿Cómo volver a denunciar esto en el foro público?, se preguntaron algunos. Yo quiero rescatar una propuesta, que no sé si viable pero que me pareció enormemente suculenta: preguntar a todos los partidos políticos, con representación en la Comunidad Valenciana, que ¿qué hay de dañino en mantener una presencia digna de la filosofía en bachillerato?