La pedagogía ha abierto un campo paralelo de promoción académica para gente sin una profundización en una materia específica. A través de la pedagogía, en el mundo de la Educación han entrado y con influencia unas personas a las que se podría llamar "anti-educadores". Ya que los pedagogos no tienen una materia propia, tienen tendencia a socavar la importancia de todo conocimiento específico de materia, sobre todo lanzando la idea de que sería posible aprender a aprender sin aprender nada específico. En mis momentos de pesimismo me pregunto si estas modas no van a acabar con la civilización occidental tal como la hemos conocido, basada en el humanismo, el racionalismo y la ciencia, porque estos valores han sido trasmitidos a través de la Educación y esta transmisión funciona ahora menos bien.
Hace unos meses apareció un manifiesto que circula por ahí bajo el título NO ES VERDAD. Supongo a los lectores al corriente del contenido de dicho manifiesto, pero por si todavía hay algún afortunado que lo desconozca, baste decir que el manifiesto viene a negar que el modelo pedagógico de la LOGSE sea la causa de la actual crisis educativa. El diagnóstico del manifiesto es que las cosas van mal porque el ideario de la LOGSE no ha podido aplicarse en profundidad. La causa del deterioro de la educación es, según éstos, que se sigue imponiendo un modelo tradicional y autoritario de enseñanza basado en la transmisión unilateral (¡unilateral!) de contenidos (¡Anatema!), entre otras cosas porque el profesorado carece de (pereza me da escribirlo) la-formación-pedagógica-adecuada.
Cuando leí el manifiesto por primera vez me pareció bastante cínico y en ocasiones inconsistente y recuerdo que eché unas risas con un amigo ante una deliciosa paella montaraz.
Tras el regocijo inicial uno se da cuenta de que los del manifiesto van en serio y que no pararán hasta que se carguen la educación. Y al parecer no soy yo el único ni el más tonto de los que sospechan eso.
Afortunadamente Ricardo Moreno, autor del Panfleto Antipedagógico, ha escrito, con el sentido común que le caracteriza, un comentario al manifiesto, poniendo de relieve cada una de sus contradicciones, inexactitudes, y despropósitos. Les recomiendo encarecidamente su lectura, y tal vez no venga mal colgarlo en alguna sala de profesores...