Sobre el miedo

[...] Los toros, que por un lado te dan la vida, dejan una polillita en el ánimo que con el tiempo crece y te va royendo el alma. A mí, cada toro me ha dejado su oruga. el peor es el que no te coge; ése te erosiona, acaba contigo. El que te coge cristaliza su función, tú te levantas, lo matas y con él muere todo. Pero ese te mira y te dice que si te coge te va a partir, es un presagio. Lo matas como puedes y crees que te has olvidado. Pero entonces viene a verte todas las noches, va creciendo y te arruina. En Algeciras, uno acabó conmigo para todo el año porque no me cogió. Era pequeño y bonito, pero yo miré muchas noches debajo de la cama para ver si estaba allí. [..]

Fragmento de entrevista a Luis Francisco Esplá en El Mundo del Sábado 20 de junio.