La comunidad ciudadana

Esto me está matando. Roger Federer.

Seguimos enzarzados en la polémica sobre si la EpC es “mera” ideología o no lo es. De momento ya nos había sorprendido que todos los partidos políticos –sin excepción- se hayan tomado la molestia de dar su opinión al respecto, incluso de proponer determinados contenidos y oponerse a otros. Del latín, por ejemplo, hasta la fecha no han dicho ni pío, ni tampoco de la física, o de las matemáticas, parece que esos asuntos los dejan para los especialistas; es la “comunidad científica” la que decide acerca de la pertinencia o no de determinados contenidos; poco tienen que decir José Blanco o Soraya Sáenz acerca de las declinaciones latinas, las ecuaciones matriciales, o la sinapsis neuronal –soy de la opinión que también desdeñan al sujeto trascendental. Como ambos portavoces son personas avispadas (suponemos que también sensatas) han sabido mantenerse al margen de cuestiones que no les conciernen, así que ni palabrita sobre esos sosos temas académicos. Mucho más animosos han estado con el asunto de la EpC –de la que no se cansan algunos de repetir que hay réplicas por toda Europa-, ¿por qué han hablado tanto del asunto? Me parece evidente que porque no existe esa comunidad científica experta en asuntos de ciudadanía, de hecho la materia es una mezcolanza de asuntos legales, sociales, políticos, medio-ambientales, médicos o de salud pública, psicológicos.. Las reticencias que la materia ha suscitado en ciertas posiciones políticas e ideológicas han venido como consecuencia de que algunos han interpretado que se proponía un determinado modelo ideológico, (será interesante conocer la fundamentación de la sentencia del tribunal supremo), pero tranquilos que parece que todo conduce a un consenso de los contenidos por parte de los dos grandes partidos con la representación “proporcional” de los nacionalismos, sin descuidar el respeto a la minorías y la paridad de género, por supuesto se atenderá también a la diversidad religiosa, y no se olvidarán los derechos de los animales.[ No está claro si el asunto de los condones se limita a la pública o se extenderá también a la concertada –hoy mismo parlamentaban la vicepresidenta y el enviado de Roma]

No dudo que serán capaces de encontrar acomodo al sujeto trascendental en este lecho de Procustro. Pero a mí, dicho con todo el respeto, me huele a pura justificación política, (fáctica, coyuntural) y eso sí, (no se asusten) “políticamente correcta”.

Otro día hablaremos del tocomocho.