De vita beata o vida de un profesor anónimo.
Doy por sentado que toda persona instruida sentirá cierto interés por la vida personal de Emmanuel Kant, aunque le hayan faltado afición u oportunidades para conocer sus obras filosóficas. Los grandes hombres, aun cuando caminen por senderos poco comprensibles, siempre serán objeto de la curiosidad general. Considerar a un lector del todo indiferente a Kant, significaría negarle cualquier estímulo intelectual; por consiguiente, aunque realmente no estuviera interesado en Kant, sería un mandamiento de la cortesía decir que sí le interesa. Así que no me disculparé ante ningún lector, ya sea filósofo o no, godo o vándalo, huno o sarraceno, por robarle algo de su tiempo con un esbozo de la vida y costumbres domésticas de Kant..