Parvulario perpetuo

"Si los profesores se saben hoy llamados a la destrucción -la suya y la de su mundo-, es porque no se engañan: ese pacto de sentido, susceptible de generar creencia, es imposible. Ya sean docentes universitarios, ya parte de ese funcionariado del infierno que es hoy el de quien oficia en las enseñanzas primaria y secundaria, idéntica es su experiencia: el mundo se ha trocado en una inmensa guardería, en la cual nadie espera de nadie transmisión de saberes; todo lo más, doctrinas a la medida de la mente párvula de la cual se ha decidido no salir nunca. Y esa infinita y gazmoña guardería se traga glotonamente dos siglos de prolija planificación de la instrucción pública. Para hacer de ella calderilla cantarina: educación de Estado: parvulario perpetuo. Es la majestuosa venganza de los necios, el desquite de los resentidos: contra magisterio, pedagogía. Apología del in-fans: el que no habla, ni hablará nunca, porque de que no lo haga se ocupan puntillosamente las leyes.
El sueldo -tan humillantemente escaso- del profesor paga hoy tan sólo la perpetuación de ritos. Pero el lugar sagrado del saber, en el cual esos ritos midieron sus armas salvíficas, ya no existe. Son ruinas sólo de un templo que fue, sillar a sillar, borrado en los cuatro últimos decenios. Toda veneración por el saber es hoy anacronismo."