Tácticas de partidos.

Cuando un partido se da cuenta de que un afiliado se ha convertido de un adepto incondicional en un adepto con reservas, tolera esto tan poco que, mediante toda clase de provocaciones y agravios, trata de llevarlo a la defección irrevocable y de convertirlo en adversario; pues tiene la sospecha de que la intención de ver en su credo algo de valor relativo que permite un pro y un contra, un sopesar y descartar, sea más peligrosa para él que un oposición frontal.

Friedrich Nietzsche.

No sólo en los partidos, allí donde un grupo se cohesiona en torno a unas ideas, irremediablemente aparece no sólo un líder, también la figura del inquisidor y sus delatores, el corifeo y sus ecos. La lucidez irónica es considerada deslealtad, un “no” es traición, un “quizás”, desafección.
Donde se congrega un grupo entusiasmado alguien corre el peligro de ser despedazado y devorado. En los partidos modernos prima el cálculo sobre el entusiasmo, por lo mismo, es más común la expulsión que el descuartizamiento. Desgraciadamente, otras cofradías no han progresado tanto.