Niñería y comodidad.

Una de las características de este lugar es que nos servimos sin escrúpulos de la brillantez de los demás –al menos yo no tengo ningún reparo- y si nos falta el don de la creatividad que no nos falte al menos la capacidad de admiración; dice Cernuda que el poeta aunque con el tiempo –ay, el tiempo- pierda la capacidad de enamorar, lo que nunca pierde –mientras pueda seguir llamándose poeta- es la capacidad de enamorarse . Hoy me ha divertido especialmente leer a Arcadi Espada del que cito dos fragmentos que me han parecido especialmente inteligentes y regocijantes:

1.Referiéndose a la película “Una verdad incómoda” de Al Gore, Arcadi Espada nos dice: ”debo subrayar que puede ocasionar episodios de angustia a los niños, porque contra lo que indica la apariencia la sensibilidad ecológica de la niñería está ya muy desarrollada. Basta con observar qué distinto efecto provocan en los hombrecitos la muerte de un bebé asfixiado por sus padres o la de una ballena agujerada por su arponero. Yo lo he observado, y en ciclos distintos de la niñería, y los resultados son desmoralizadores. Por otro lado la máxima preocupación de los niños es el niño concreto mismo y la desaparición del planeta les horroriza hasta el histerismo: dada su edad calculan que estarán a bordo cuando se deshagan los polos. Por lo tanto me parece que roza la irresponsabilidad insistir. Aunque se trate del cine gore, insistente por defecto”

Finaliza Arcadi especialmente lúcido:

2. Así que, como siempre y después de los dolores, acabo comprendiendo al Gobierno: hacer cómoda la verdad (servirla a domicilio) es una de las primeras normas del adoctrinamiento.

El artículo no me interesa tanto por el tema concreto al que hace referencia, como por lo ecos... los ecos y los reflejos en los que siempre habitamos y que son ellos mismos frutos de otro desorden –mental.

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