Una modesta proposición: leamos a Jonathan Swift


Es imposible leer Una modesta proposición, de Jonathan Swift y quedar indiferente. Se trata de un texto satírico y brutal en el que se denuncia la situación de extrema pobreza en la que vivían demasiados niños en su época (siglo XVIII). La modesta proposición de Swift trata de poner de manifiesto la absoluta indiferencia que las autoridades mostraban hacia este sector de la población. Oigamos la propuesta según la expone el mismo Swift:


Me ha asegurado un americano muy entendido que conozco en Londres, que un tierno niño sano y bien criado constituye al año de edad el alimento más delicioso, nutritivo y saludable, ya sea estofado, asado, al horno o hervido; y no dudo que servirá igualmente en un fricasé o un ragout.

Ofrezco por lo tanto humildemente a la consideración del público que de los ciento veinte mil niños ya calculados, veinte mil se reserven para la reproducción, de los cuales sólo una cuarta parte serán machos; lo que es más de lo que permitimos a las ovejas, las vacas y los puercos; y mi razón es que esos niños raramente son frutos del matrimonio, una circunstancia no muy estimada por nuestros salvajes, en consecuencia un macho será suficiente para servir a cuatro hembras. De manera que los cien mil restantes pueden, al año de edad, ser ofrecidos en venta a las personas de calidad y fortuna del reino; aconsejando siempre a las madres que los amamanten copiosamente durante el último mes, a fin de ponerlos regordetes y mantecosos para una buena mesa. Un niño llenará dos fuentes en una comida para los amigos; y cuando la familia cene sola, el cuarto delantero o trasero constituirá un plato razonable, y sazonado con un poco de pimienta o de sal después de hervirlo resultará muy bueno hasta el cuarto día, especialmente en invierno.

He calculado que como término medio un niño recién nacido pesará doce libras, y en un año solar, si es tolerablemente criado, alcanzará las veintiocho.

Concedo que este manjar resultará algo costoso, y será por lo tanto muy apropiado para terratenientes, quienes, como ya han devorado a la mayoría de los padres, parecen acreditar los mejores derechos sobre los hijos.


Ese es Jonathan Swift, un agudísimo humorista, un crítico implacable, que envió al más famoso de sus personajes, Gulliver, a un viaje filosófico en el que, aunque parece que visita lejanos lugares, lo que se acaba descubriendo es algo muy cercano: la ridícula mediocridad del Hombre.

Aquí otro Gulliver, pero cantado por Joaquín Sabina, en un viejo disco:




La canción Gulliver
Jonathan Swift en la wiki
Una modesta proposición
Los viajes de Gulliver en pdf, por gentileza de El autor de la semana