Apología de la nada (1 de 2)

Con motivo de la iniciativa de publicar un post sobre el nihilismo surgida en la blogosfera filosófica, trataré de hacer unas reflexiones sobre el tema. En realidad la discusión es rica y se ha tratado el tema desde muy variadas perspectivas en otros blogs. Quizá yo me desvíe un poco puesto que mi propósito será hablar, más que del nihilismo, de la nada, aunque al final volveré sobre aquél. Mi intervención tendrá dos partes, en ésta presentaré algunos textos que comentaré en la segunda parte que (espero) tendré lista mañana
¿Cuál es la diferencia entre el ser y la nada? Puede parecer una pregunta extraña, de respuesta tonta. Pero intenta responderla... ¿Qué? Siempre que leo a Parménides y me enfrento a ese Ser tan majestuoso, pero inmóvil, inmutable, eterno, etc., tengo la sensación de que el ser es algo bastante anodino, y que es lo más parecido a la nada. ¿En qué se diferencian?
En uno de sus sermones, el Maestro Eckhart explica que para albergar a Dios, primero el alma debe vaciarse de todo. Este vaciarse consiste en abandonar todo interés por las cosas, abandonar todo deseo, toda pasión, todo pensamiento; hacer la nada en el alma. Y esa nada, dice Eckhart, es Dios. Abundando en esta idea, me gustaría recordar el conocido texto de Hegel:

Cuando se habla en general de una diferencia, se tienen dos términos, cada uno de los cuales posee una determinación que no se muestra en el otro. Pero aquí se tiene el ser que es la indeterminación absoluta que es también el no-ser. Por consiguiente, la diferencia de estos dos términos no es sino una opinión, una diferencia puramente abstracta y que no es una. En toda otra diferencia tenemos, al mismo tiempo, un término común que envuelve los términos diferenciados. ¿Hablamos, por ejemplo, de dos especies diferentes? El género es su elemento común. Decimos de igual manera: hay una esencia de la naturaleza y una esencia del espíritu. Aquí la esencia es un elemento que pertenece a ambos. En el ser y el no-ser, por el contrario, la diferencia no tiene fundamento, y precisamente por esta razón no hay aquí diferencia;porque hay en ambas determinaciones la misma ausencia de fundamento. Se dirá quizá que el ser y el no-ser son dos pensamientos y que así el pensamiento les es común. No se observa que el ser no es un pensamiento particular determinado, sino el pensamiento aún absolutamente indeterminado y que, po resto, no se debe distinguir del no-ser.-Se representa también el ser como la existencia más llena, y el no-ser, por el contrario, como la mas vacía. Pero si, considerando el universo, decimos de él que todas las cosas son y nada más, suprimimos toda determinación y , en vez de la plenitud absoluta, tenemos la inanidad absoluta. Esto se aplica también a la definición de Dios considerado como simple ser, a lo cual los budistas oponen con ingual razón la otra definición: Dios es la nada, de donde sacan la consecuencia de que el hombre aniquilándose vuelve a Dios.
HEGEL: Lógica, vol 1, 1ª Parte, LXXXVII, Zusatz


Esta misma idea es expresada, quiźa más claramente, por Manuel García Morente:

[...] definir un concepto consiste en incluir este concepto en otro que sea más extenso, o en otros varios que sean más extensos y que se encuentren, se toquen, precisamente en el punto del concepto que queremos definir. Si nos proponemos definir el concepto de “ser”, tendremeos que tener a mano conceptos que cubran mayor cantidad de ser que el concepto de ser. Pero el concepto de ser en general es el que cubre mayor cantidad de ser; por consiguiente, no hay otro más extenso, por medio del cual pueda ser definido.
Mas, por otra parte, podemos llegar también a la misma conclusión. Definir un
concepto es enumerar una tras otra las múltiples y variadas notas características de ese concepto. Un concepto es tanto más abundante en notas caracterísiticas, cuanto que es menos extenso; pues un concepto reducido necesita más notas definitorias que un concepto muy amplio. Y el concepto más amplio de todos, el concepto de ser, no tiene en realidad notas que lo definan.
Por eso, para definir el ser nos encontraríamos con la dificultad de que no tendríamos que decir de él nada.
Manuel García Morente: Lecciones preliminares de filosofía, p. 59, Ed. Encuentro, 2007


No podemos contestar a la pregunta del principio porque el ser y la nada son ambos conceptos tan vacíos que nada los distingue en cuanto a su contenido. El ser es y el no ser no es, es lo único que acierta a decir Parménides, y dificilmente podamos decir otra cosa nosotros. La nada o el no ser, sin embargo, juega un papel a mi juicio fundamental (casi diría fundacional): sólo al contraste con la nada, se nos hace visible el ser (y esa nada es Dios).

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Otros blogs que hablan del tema:
El viejo desencantado
Phiblógsopho
Seres vacíos entre mundos habitados
Boulé
Tábano socrático