Apología de la nada (1 de 2)
Con motivo de la iniciativa de publicar un post sobre el nihilismo surgida en la blogosfera filosófica, trataré de hacer unas reflexiones sobre el tema. En realidad la discusión es rica y se ha tratado el tema desde muy variadas perspectivas en otros blogs. Quizá yo me desvíe un poco puesto que mi propósito será hablar, más que del nihilismo, de la nada, aunque al final volveré sobre aquél. Mi intervención tendrá dos partes, en ésta presentaré algunos textos que comentaré en la segunda parte que (espero) tendré lista mañana
¿Cuál es la diferencia entre el ser y la nada? Puede parecer una pregunta extraña, de respuesta tonta. Pero intenta responderla... ¿Qué? Siempre que leo a Parménides y me enfrento a ese Ser tan majestuoso, pero inmóvil, inmutable, eterno, etc., tengo la sensación de que el ser es algo bastante anodino, y que es lo más parecido a la nada. ¿En qué se diferencian?
En uno de sus sermones, el Maestro Eckhart explica que para albergar a Dios, primero el alma debe vaciarse de todo. Este vaciarse consiste en abandonar todo interés por las cosas, abandonar todo deseo, toda pasión, todo pensamiento; hacer la nada en el alma. Y esa nada, dice Eckhart, es Dios. Abundando en esta idea, me gustaría recordar el conocido texto de Hegel:
Esta misma idea es expresada, quiźa más claramente, por Manuel García Morente: [...] definir un concepto consiste en incluir este concepto en otro que sea más extenso, o en otros varios que sean más extensos y que se encuentren, se toquen, precisamente en el punto del concepto que queremos definir. Si nos proponemos definir el concepto de “ser”, tendremeos que tener a mano conceptos que cubran mayor cantidad de ser que el concepto de ser. Pero el concepto de ser en general es el que cubre mayor cantidad de ser; por consiguiente, no hay otro más extenso, por medio del cual pueda ser definido.
Mas, por otra parte, podemos llegar también a la misma conclusión. Definir un
concepto es enumerar una tras otra las múltiples y variadas notas características de ese concepto. Un concepto es tanto más abundante en notas caracterísiticas, cuanto que es menos extenso; pues un concepto reducido necesita más notas definitorias que un concepto muy amplio. Y el concepto más amplio de todos, el concepto de ser, no tiene en realidad notas que lo definan.
Por eso, para definir el ser nos encontraríamos con la dificultad de que no tendríamos que decir de él nada.
Manuel García Morente: Lecciones preliminares de filosofía, p. 59, Ed. Encuentro, 2007
No podemos contestar a la pregunta del principio porque el ser y la nada son ambos conceptos tan vacíos que nada los distingue en cuanto a su contenido. El ser es y el no ser no es, es lo único que acierta a decir Parménides, y dificilmente podamos decir otra cosa nosotros. La nada o el no ser, sin embargo, juega un papel a mi juicio fundamental (casi diría fundacional): sólo al contraste con la nada, se nos hace visible el ser (y esa nada es Dios).
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Otros blogs que hablan del tema:
El viejo desencantado
Phiblógsopho
Seres vacíos entre mundos habitados
Boulé
Tábano socrático